Brisas de Punta Cana: Una comunidad con historia, propósito y futuro

Ubicado en el vibrante y estratégico entorno de Bávaro, Brisas de Punta Cana es hoy mucho más que un conjunto residencial: es una comunidad en desarrollo con un legado de esfuerzo, visión familiar y compromiso vecinal. A solo minutos del Downtown Punta Cana y rodeado de playas paradisíacas, comercios, instituciones educativas y centros de salud, este residencial ha recorrido un camino de transformación que merece ser contado.

El inicio de todo: una finca rural

La historia de Brisas de Punta Cana se remonta a finales de la década de los 80, cuando los señores Chío Rodríguez y Pedro Rijo adquirieron alrededor de 300 tareas de terreno al Sr. Francisco Donastrog de Morla. En aquel entonces, el uso principal de la finca era agropecuario: siembra de tabaco, crianza de chivos y vacas.

Sin embargo, una década después, en el año 2000, los propietarios decidieron transformar la finca en una urbanización. Nació así “Brisas de Punta Cana”, con sus primeras calles: Brisas de Bávaro, Drago, Hummel y Las Orquídeas, además de las calles El Sol (principal) y Trust (secundaria). En esos años, el terreno se comercializaba entre $12 y $15 dólares por metro cuadrado, pero pocos se animaban a construir. Las calles eran caminos de tierra sin tránsito y la urbanización parecía destinada a quedar desierta.

Los primeros pasos hacia una comunidad

Todo cambió en 2003, cuando Elizabeth Rodríguez (Dorca) y su esposo Harold Reynoso adquirieron un lote para iniciar su vida en pareja. Construyeron un pequeño edificio de cuatro apartamentos, donde vivían y alquilaban. Al no existir vías adecuadas, abrieron una trocha con un tractor para poder acceder a su nueva vivienda desde la marginal.

Ese fue el primer paso real hacia la habitabilidad de Brisas de Punta Cana. En 2004 nació Aarón, el primer niño del residencial, símbolo del inicio de una comunidad que comenzaba a tomar forma.

Más familias, más sueños

Poco a poco, más personas se sumaron al proyecto: los hermanos y familiares del Sr. Harold Reynoso, como Yanet y Benjamín Reynoso, así como otros visionarios como Don Luis, quien construyó tres villas en la calle Brisas de Bávaro. Se sumaron vecinos como Petra, Johnny Méndez, Almonte, Felix Pinales, Leonardo, Ondina, los Sres. Brito, Francisca y los Sres. Meléndez.

A pesar del entusiasmo, el entorno no era sencillo. La zona no contaba con electricidad, las calles estaban cubiertas de maleza y no había infraestructura pública. Pero el espíritu de quienes creían en Brisas de Punta Cana era más fuerte que cualquier dificultad.

El cambio decisivo: liderazgo vecinal y desarrollo urbano

El verdadero punto de inflexión llegó en 2009, cuando los señores Altagracia Poueriet y Guenther Hummel, provenientes de Higüey, descubrieron Brisas de Punta Cana casi por accidente. Vieron en este lugar una oportunidad y adquirieron varios lotes, construyendo villas tanto para la venta como para residencia personal. En 2013, decidieron mudarse definitivamente, iniciando un nuevo capítulo en la historia del residencial.

Ese mismo año, la Sra. Poueriet asumió el liderazgo comunitario y organizó la primera Junta de Vecinos. A partir de entonces, se logró gestionar mejoras significativas: la habilitación del parque Juan Bosch, la instalación de lámparas de alumbrado público y el asfaltado de las calles El Sol y Trust, gracias al apoyo del Ayuntamiento de Verón y las gestiones de figuras como Redamés Carpio y Ramón Antonio Ramírez (Manolito).

Expansión y consolidación durante la pandemia

La pandemia de 2019-2020 no detuvo el crecimiento de Brisas de Punta Cana. Todo lo contrario: fue el punto de partida para la segunda etapa del residencial, que hoy está completamente vendida y con un 90% de construcción. Gracias a la gestión conjunta de desarrolladores y la Junta de Vecinos, se lograron instalar 150 lámparas adicionales, iluminando no solo la etapa uno (conformada por 11 calles), sino también la totalidad de la segunda etapa.

Actualmente, el proyecto abarca aproximadamente 1,248,000 metros cuadrados, distribuidos en terrenos para casas y apartamentos, en un entorno ordenado, planificado y con visión a largo plazo.

Una comunidad con valores

Lo que hace verdaderamente especial a Brisas de Punta Cana no es solo su ubicación ni su potencial inmobiliario, sino la filosofía con la que ha sido construida: una comunidad familiar, pensada para coexistir en armonía con el medio ambiente y entre vecinos. Su misión es clara: trabajar de forma colaborativa para garantizar la seguridad y la paz de todos los moradores. Y su visión apunta alto: convertirse en uno de los residenciales más destacados de la región.

Brisas de Punta Cana se guía por valores profundamente humanos: respeto, solidaridad, cooperación, dignidad, compromiso, sostenibilidad y participación. Estos principios han permitido que un simple terreno agrícola se transforme en un espacio de convivencia con futuro.

Una ubicación con ventajas incomparables

Uno de los grandes atractivos de Brisas de Punta Cana es su cercanía a todo lo que se necesita para vivir cómodamente. A pocos minutos se encuentra Downtown Punta Cana, donde hay supermercados, bancos, restaurantes, gimnasios y centros de entretenimiento. También se encuentran a corta distancia instituciones educativas, centros médicos, universidades, el Aeropuerto Internacional de Punta Cana y el famoso Boulevard Turístico del Este. Todo esto en un entorno con playas de arena blanca y una economía en constante expansión.

Mirando hacia el futuro

Brisas de Punta Cana continúa creciendo con una administración externa comprometida, proyectos en desarrollo y un tejido comunitario fuerte y participativo. Con cada nuevo vecino que se suma, con cada nueva mejora gestionada, la visión de convertirse en una gran familia «Brisana» se hace más real.

Este no es solo un lugar para vivir: es un lugar para echar raíces, construir memorias y proyectar un futuro mejor.